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Curioseando en la ortotipografía

Lista de onomatopeyas

28 octubre, 2015

La palabra chalán

1. Significados

   Etimológicamente chalán viene del francés chaland (cliente). En español se usa para referirse a la `persona que se dedica a la compra y venta de alguna mercancía (fundamentalmente caballos), con la peculiaridad de que el negocio lo lleva a cabo de una manera mañosa´. Algunos ejemplos:

Hugo preveía, de antemano, que lloverían peticiones así. Le sorprendía que el veterano mayoral fuese el primero en venirle con la copla. Recio tenía grandes dotes de chalán, se las apañaba muy bien solito para alabar y vender su mercancía.
Lobato, Óscar. Centhæure. Alfaguara (España), 2009.
Al parecer, no había chalán ni regatón en El Cairo que no estuviese al cabo de la calle del negocio que había apalabrado yo con Sam Benítez, o esa impresión me daba, suspicacias al margen. Es cierto que en esta profesión resulta difícil mantener en secreto las operaciones, pues siempre hay bocas ligeras, a pesar de que el éxito de cualquier operación suele depender en gran medida del secretismo.
Benítez Reyes, Felipe. Mercado de espejismos. Destino (España), 2007.

-Porque has ganado cuatro pesetas gracias a mí. Si yo no te hubiera comprado el primer frasco, no habrías vendido nada. Hablas bien, pero para vender no basta con eso. Yo lo sé; mi abuelo materno era chalán. Anda, dame las dos pesetas y seremos socios. Tú hablarás y yo te compraré. Así animaremos a la clientela. Tú tendrás que hablar menos rato, te cansarás menos y no te expondrás tanto. Y si hay algún contratiempo, te puedo defender; soy muy fuerte: puedo partirle la cabeza a cualquiera de un trompazo.
Mendoza, Eduardo. La ciudad de los prodigios. Seix Barral (España), 1993.

   Por extensión, la palabra también se usa para referirse a `aquella persona que vende algo, pero la venta resulta ser una estafa´.

DON CEREZO.- Misterio hay. Zebedeo, cuida que tu chalán no nos haya estafado. No me fío yo de esta modernidad de servicio. En el mejor de los casos, algo fuera de costumbre te quiere escamotear la fiesta, conchavándose con tu hermana.
Nieva, Francisco. Coronada y el toro (Rapsodia española). Junta de Castilla-La Mancha (Toledo-España), 1991.


   El femenino es chalana, aunque este término también se utiliza para un tipo de embarcación (normalmente de fondo plano, pequeña, empleada en aguas de poca profundidad). 

Chalana

La propulsión es a vela o con motores de muy baja potencia. Se denominan
chalanas y son construidas por los propios pescadores en madera enfibrada.
Cárcamo, María Isabel. “Agrotóxicos hunden pesca artesanal de agua dulce”. RAP-AL Uruguay, 2010.


2. Significados en América.

   En América, la palabra se emplea también para hacer mención a la `persona que doma caballos´.

Ya se habrá percatado de que el enfrenador o chalán será su colaborador principal. Lo ayuda en el cuidado de sus animales, los entrena, los ejercita y le informará de cualquier problema de salud. Algunas veces trabajará por horas para usted y dependiendo de su desarrollo en la afición lo hará también a tiempo completo.
Dextre Chacón, José. Andar, Andar. Cómo disfrutar de un Caballo Peruano de Paso. Universidad Científica del Sur (Perú), 2009.

-Levanta la cabeza, Antoñico, levántala y que no te den cosquillas que el caballo huele el miedo y entonces sí te friegas -le gritaba el chalán.
Vargas Linares, Mauricio. El mariscal que vivió de prisa. Planeta Colombiana (Colombia), 2011.

   En Colombia y Panamá también significa `jinete experto´.

Fermina Daza se recuperó de la impresión con pocos días de campo y buenos recuerdos, pero no salió de la hacienda sino para ir a misa los domingos con los nietos de sus cómplices díscolas de antaño, chalanes en caballos magníficos, y muchachas bellas y bien vestidas, como sus madres a la misma edad, que iban de pie en las carretas de bueyes, cantando a coro, hasta la iglesia de la misión en el fondo del valle.
García Márquez, Gabriel. El amor en los tiempos del cólera. Mondadori (Madrid), 1987.

La dirigente, que se enorgullece porque tiene en su equipo "al mejor chalán panameño (jinete del caballo peruano de paso), al que le he traído profesores", precisó que el campo ha sido bautizado "Papacona", parafraseando el de Perú, que se llama "Mamacona".
“Caballos peruanos de paso se lucen en nueva finca de Panamá”. Correo (Perú), 17-1-2013.

   En Perú se conoce al chalán como el jinete de las zonas rurales del norte del país.

Bueno, al medio de la mesota, Bobby, vestido de chalán norteño, hija, pero o el poncho era un par de tallas menos o el hombre le está dando duro al suspiro de limeña, porque déjame decirte que agarraba un look inmisericorde de tamal de Tauca muy poco condescendido con el vals que Chabuca le dedicó 
a mi tío José Antonio, cómo te explico.
Tudela Loveday, Lorena. "Pucha, Todas Las Sangres". Caretas (Perú). rcp.net.pe/CARETAS, 29-8-2001.

Recuerde el preciso dicho de don Alfredo Elías Vargas: "Cuando pasa un caballo despierta interés; cuando pasan dos, voltea una mirada; cuando pasan tres, cosecha un aplauso y cuando pasan cuatro, un ¡viva el Perú!". Nuestro pueblo, nuestros compatriotas, gozan viendo a su caballo y a los chalanes luciendo la tradición.
Dextre Chacón, José. Andar, Andar. Cómo disfrutar de un Caballo Peruano de Paso. Universidad Científica del Sur (Perú), 2009.

   En México tiene otro significado diferente, ya que un chalán es el `ayudante (a veces aprendiz) en algún oficio´.

Después, Blanca decidió instalar en su departamento las chapas más seguras que pudo comprar. Pero cuando el cerrajero fue a instalárselas le pareció que ese hombre y su chalán revisaban sus aparatos electrónicos y sus muebles, y que pretendían averiguar detalles sobre sus horarios y sus hábitos mediante una conversación aparentemente casual.
Fonseca, Gabriela. “Linchamientos”. Los diablos de Teresa y otros relatos. Jus (México), 2008.

A todos lados la acompañaban tres o cuatro chalanes; eran los que hacían las tareas pesadas: cargar y descargar.
Dimayuga, José. ¿Y qué fue de Bonita Malacón? Jus (México), 2007.

En un tiempo, cortísimo por cierto, fue chalán de un tío suyo albañil y sabe cómo hacerle.
Hayen, Jenny E. Por la calle de los anhelos. Edamex (México), 1993.

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